Damasquinadores de Toledo, un oficio milenario en riesgo de muerte
Solo un puñado de artesanos sin relevo generacional se sigue dedicando al damasquinado en la capital de Castilla-La Mancha.
Oscuros nubarrones se ciernen sobre el afamado damasquinado de Toledo, una artesanía milenaria introducida por los musulmanes en la península ibérica en el siglo VIII y que ahora corre serio peligro de extinción. Entre las causas que han llevado al minucioso oficio hasta un callejón de difícil salida destacan el cambio en el patrón de consumo de los turistas que recorren las estrechas callejuelas de la Ciudad de las Tres Culturas, la falta de relevo generacional en el gremio o la competencia de los productos manufacturados, que salen mucho más baratos que los artesanales porque son fabricados en serie por una máquina y, en el mejor de los casos, rematados a mano.