El local se le debió de quedar pequeño, pues decide trasladar su despacho de venta a la plaza de Zocodover, 4, montando su taller, que en 1919 se había convertido en “la fábrica de damasquinados más importante de la ciudad” (El Sol, 12-1-19), en el Paseo de San Cristóbal, en el edificio que sucesivamente fue iglesia, fábrica de jabones, salón de baile y carpintería. Como quiera que la Fábrica Nacional de Armas se halla a un kilómetro de la población, y hasta que no se inaugure su propio despacho de ventas en la calle del Comercio en 1913, “son muy pocos los extranjeros que bajan a ella para hacer sus compras”, se le concede a la Casa Ballesteros la autorización para vender en exclusiva las espadas de la Fábrica, además de aplicar trabajos damasquinados a las hojas fabricadas en la misma. El establecimiento era de considerables proporciones, pues según el Padrón Cedular Personal de 1914, Juan Ballesteros, que ese año ha cumplido 59 años, paga una de las mayores Contribuciones de Recargos de Zocodover, exactamente 367 pesetas con 20 céntimos, y 900 pesetas en concepto de alquiler anual de su local comercial.
Un ejemplo de la capacidad de producción de este taller, que debió de contar con numerosos operarios, fue el contrato que firmó con el gobierno portugués para fabricar 15.000 sables. Gran dibujante, de Juan Ballesteros, casado con Leocadia Moragón Ruiz, quien le dio dos hijos, Manuel y Consuelo, conocemos su afición por la heráldica, que le llevó a dibujar los blasones de las portadas toledanas. En la Revista de Historia y de Genealogía Española, su autor, Francisco de Fernández de Béthencourt (1851-1916), recomienda a quien tenga interés por la heráldica consultar el libro con estos dibujos que posee el cincelador y damasquinador toledano don Juan Ballesteros. Aunque la producción de objetos damasquinados de la Casa Ballesteros debió de ser grande y se prolongó al menos hasta su muerte en 1933, no son muchas las piezas que hemos podido localizar, todas firmadas en hilo de oro “JUAN BALLESTEROS. TOLEDO”. Recordemos la arqueta gótica en la que el artista ha repujado y damasquinado las figuras del Salvador, la Virgen María y los doce Apóstoles (Diputación Provincial de Toledo), o la pareja de marcos portafotos de la Audiencia Provincial, con sus finísimos atauriques y la habitual decoración epigráfica.